SOBRE MOZART Y SUS ÓPERAS – SIETE ÓPERAS DE MOZART
Introducción
Poco nuevo se puede decir sobre Mozart. Posiblemente sea uno de los compositores sobre los que más se ha escrito a lo largo de la historia. Lo que ocurre, es que cuando se va escuchando su obra se van descubriendo cosas nuevas. No lo que nos han dicho, sino lo que nos hace sentir a cada uno de nosotros. Si se sigue profundizando un poco más, veremos que hay una serie de curiosidades que vienen provocadas por el momento histórico que vivió, por las personas que conoció y por sus circunstancias personales, que sin duda alguna también influyeron. He escogido siete óperas, sin duda las más populares y hablaré de ellas. No se trata de explicar argumentos como de destacar algo que las hace sobresalir de las demás. Veremos si lo consigo.
Sobre Mozart y sus óperas
Las óperas de las que voy a tratar abarcan diez años de la vida del salzburgués. De 1781 a 1791, el año de su muerte. En estos diez años compuso sus mejores óperas, todas ellas siguen representándose.
Idomeneo, re di Creta (1781)
Con esta ópera Mozart dió un revolcón a lo que se consideraba ópera seria hasta el momento. Dió importancia al coro, algo que hasta el momento. Recordemos que en la etapa anterior al clasicismo, el barroco, el coro había sido casi abolido, mas que nada por cuestiones económicas.
Otra innovación en Idomeneo es el tratamiento de los personajes con realismo psicológico. Mozart va a hacer ver cólera y ternura, venganza y generosidad, locura y juicio en sus personajes. Son seres que tienen el espíritu de la Ilustración inmersos en la dramaturgia barroca. De ahora en adelante los personajes relacionados con la mitología irán perdiendo presencia en el mundo de la ópera.
Ya que hemos hablado del coro, oigamos Placido il mar del acto II. Joan Sutherland (Elettra).
El rapto en el serrallo (1782)
Recordemos que El rapto en el serrallo es un Singspiel: obra teatral cómica con partes habladas y otras cantadas y siempre en alemán.
Esta ópera fue un encargo del emperador José II, que quería animar la vida teatral vienesa. Ya sabemos que cuando la vió en su estreno dijo aquello de «Demasiadas notas, Mozart», pero no se lo vamos a tener en cuenta; era emperador, no músico.
Dicho esto en esta ópera nos vamos a centrar en el personaje del pachá Selim.
El pachá Selim es un turco noble y de buen corazón. Un ejemplo de la ideoología ilustrada y posiblemente inspirado en José II, quien para Mozart representaba un nuevo tipo de soberano.
Es el único personaje que no canta. Cierto es que Mozart tuvo dificultades para encontrar un intérprete, pero también es cierto que en un Singspiel la palabra hablada debía tener un papel importante, y más en la corte de José II.
El personaje de Selim es dificil de explorar porque no hay música que nos dé pistas de su interioridad. Ya sabemos que en Mozart la música nos dice mucho de cada personaje.
Como no hay pieza cantada de Selim, veamos lo que dice respecto a una posible relación amorosa con Konstanze en el acto I
SELIM
¡Está bien, sea!
¡Por última vez, sea
(Konstanze sale)
Su dolor, sus lágrimas,
su fortaleza…
encadenan aún más mi corazón.
Quién osaría utilizar la fuerza
contra un corazón tan noble?
¡No, Konstanze, no,
Selim también tiene corazón,
también Selim sabe lo que es amar!
Las bodas de Figaro (1786)
Si se habla sobre Mozart y sus óperas, ésta no puede faltar. Fue la primera escrita en colaboración con Lorenzo Da Ponte, inspirada en la obra de Beaumarchais.
Y aparece de nuevo la figura de José II. El emperador había prohibido la representación teatral de la obra de Beaumarchais. La consideraba revolucionaria, pero sin embargo permitió que se publicara ya que pensaba que los criados de aquella época iban al teatro pero no leían.
De todos modos José II quería instruir a la nobleza con la noticia política de que a un sirviente se le puede dar la razón frente a su señor. Esto tuvo consecuencias. Las relaciones entre la nobleza y el emperador se tensaron bastante.
José II tal vez se parecía bastante a Figaro.
Se vuol ballare. Bryn Terfel es Figaro. Metropolitan Opera House 1998. James Levine.
Don Giovanni (1787)
Cuando Lorenzo Da Ponte entró en la vida de Mozart dejó su sello. El estilo de vida decadente y a menudo libretino de la aristocracia del Antiguo Régimen, se presenta perfectamente definido en la trilogía de Da Ponte en todo su esplendor. En Don Giovanni, además de escribir sobre el mito de Don Juan, Da Ponte hace algún apunte autobiográfico.
Don Giovanni es una ópera avanzada para su tiempo con complejos personajes tanto masculinos como femeninos, aunque las mujeres tienen un papel decisivo en la trama.
Es una ópera curiosa en muchos aspectos. Hay arias que tienen muy poco que ver con lo que dictaban los cánones del clasicismo. Don Giovanni se supone que es un noble, pero no canta como tal, entre otras cosas porque se comporta como un patán. Tiene un final romántico: cementerio, fantasma y muerte. Tal vez por esto Don Giovanni se siguió representando mucho durante el romanticismo.
Veamos esta escena final con Carlos Álvarez como Don Giovanni, Franz-Josef Selig como Il Commendatore e Ildebrando D’Arcangelo como Leporello. Viena 1999. Dirige: Riccardo Muti.
Così fan tutte (1790)
Seguimos con estas curiosidades sobre Mozart con la tercera, y última, de las óperas con Da Ponte. Personalmente creo que es una delicia. Es la ópera del equilibrio aunque no se vió así ni al principio ni tras un siglo después de su estreno. Un crítico, Schröder, dijo: «Così fan tutte es una calamidad que ofende a todas las mujeres, es imposible que guste a las espectadoras y por eso no tendrá éxito». Fue verdad durante un tiempo, pero por suerte y justamente, después se ha valorado su caluidad y genialidad.
De donde le vendría la idea a Mozart de componer una ópera con este tema no se sabe a ciencia cierta. Algunos dicen que esta historia pasó en la ciudad alemana de Neustad, convertida en Nápoles en la ópera, ambos nombres significan lo mismo: nueva ciudad. También se apunta a que José II le sugirió la idea por un caso igual acaecido en Viena. No se yo si esta versión puede ser cierta. Francamente no veo al emperador en este papel, pero nunca se sabe.
Reto a alguien que proponga una despedida más hermosa que el trío Soave sia il vento, esto sí que es un ejemplo de lo que es la ópera clásica.
N
La clemenza di Tito (1791)
Casi más que hablar sobre Mozart parece que lo hagamos sobre José II y su corte, porque aquí vuelve a a parecer la figura del emeperador y la de su hermano y sucesor Leopoldo II. Ellos encarnan al gobernante como primer siervo del estado.
La clemenza di Tito se inspiró sobretodo en la figura del sucesor de José II. Leopoldo fue calificado como el Salomón del momento por la nobleza florentina, al rechazar una estátua que querían levantar en su honor. Pidió que el dinero se invirtiera en construir canalizaciones de agua para la ciudad.
Leopoldo II, como Tito, gobernó solo durante dos años.
Del più sublime soglio. Gregory Kunde.
La flauta mágica (1791)
Terminamos nuestra charla sobre Mozart con su última ópera.
La flauta mágica es el cuento de Mozart. Así, como en un cuento, se presentan los personajes: «Érase una vez un príncipe, Tamino, que salió a recorrer el mundo…» Por eso hay muchos que hacen una lectura de esta ópera como si se tratara de una ópera para niños. Otros, en cambio, hacen sesudas disquisiciones sobre la simbología que encierra la ópera, llegando a veces a conclusiones insospechadas.
Los personajes son de lo más curioso, se emparejan y se entrecruzan constantemente a lo largo de la ópera. Unos se complementan, otros se contrarrestan.
Vamos a ver la canción de Papageno, que canta como lo que es, un ser inocente. Manfred Hemm es el intérprete.
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