Verdi y la censura


Verdi y la censura

VERDI Y LA CENSURA

 

Verdi y la censura

 

Introducción

El papel intolerante de la censura y los censores viene de muy antiguo, pensemos que el emperador Calígula en su momento prohibió La Odisea de Homero porque contenía peligrosas ideas sobre la libertad. Innumerables han sido los libros que la censura de diversos países en distintos momentos han prohibido. La ópera no se iba a escapar de la tijera. Mozart fue censurado en Austria, más adelante también la padeció Donizetti, esta vez era la del Reino de Nápoles. Y llegamos a nuestro compositor de hoy. Verdi.

Veremos dos casos en los que Verdi y la censura tuvieron sus más y sus menos.

 

Verdi y la censura

De todas las óperas de Verdi hay dos que tuvieron que pasar revisiones y cambios hasta que se permitió que se pusieran en escena. Son Rigoletto (1851) y Un ballo in maschera (1859).

Rigoletto

A principios de 1851, el Teatro La Fenice de Venecia le pidió una ópera a Verdi. Éste pronto dio con el drama de Victor Hugo, Le Roi s’amuse (El rey se divierte). Era un tema muy controvertido y el propio Hugo había tenido problemas con la censura en Francia, que había prohibido producciones de esta obra después de su primera representación casi veinte años antes (y continuaría prohibida durante otros treinta años). La obra de Hugo representaba a un rey (Francisco I de Francia) como un seductor cínico e inmoral, algo que resultaba inaceptable en la Europa de la Restauración posterior a las guerras napoleónicas.

Verdi y su libretista Piave, eran conscientes de la dificultad que tendrían, en una carta entre ambos, Verdi dice: «Usa cuatro piernas, corre por toda la ciudad y encuéntrame una persona influyente que pueda obtener permiso para hacer Le Roi s’amuse».
Presentaron una propuesta que fue drásticamente rechazada, y Verdi personalmente se dispuso a defender su ópera punto por punto con la censura.

El asunto se resolvió gracias a la diplomacia de los administradores del teatro. Brenna, el secretario de La Fenice, mostró a los censores austriacos algunas cartas y artículos representando el mal personaje pero el gran valor del artista, ayudando para mediar en la disputa. Se trasladaron a Busseto y allí se pusieron de acuerdo con Verdi y el libretista para que se cambiasen al menos estos puntos: Trasladar la acción de la Corte de Francia a un ducado de Francia o Italia; y cambiar los nombres de los protagonistas inventados por Víctor Hugo. En la versión italiana el duque gobierna Mantua y pertenece a la familia Gonzaga: los Gonzaga se habían extinguido hacía tiempo, y el Ducado de Mantua ya no existía, de manera que no se podía ofender a nadie. La escena en la que el soberano se retira a la habitación de Gilda se eliminaría. La visita del duque a la taberna no sería dictada por bajos propósitos, sino provocada por un truco. El jorobado (originalmente, Triboulet) pasó a ser llamado Rigoletto (del francés rigolo = divertido). El nombre de la obra también se cambió, y pasó de «La maldición» a Rigoletto.

Vamos a ver la producción de Rigoleto del Festival de Orange 2017 con:

Leo Nucci : Rigoletto

Nadine Sierra: Gilda

Celso Albelo: Ludovico, Duque de Mantua

Stefan Kocan: Sparafucile

Marie-Ange Todorovich: Maddalena

Orquesta Filarmónica de Radio France / Alain Guingal

 

Un ballo in maschera

Si lo de Rigoletto nos ha parecido fuerte, lo de Un ballo in maschera aún es peor. Aquí Verdi y la censura libraron una batalla titánica. Vamos a intentar sintetizar.

En 1792, el rey de Suecia, Gustavo III, fue asesinado, como resultado de una conspiración política contra él. Recibió un tiro mientras estaba en un baile de máscaras y murió 13 días más tarde por sus heridas. Scribe hizo se este hecho un libreto para una ópera de Auber, titulada Gustave III.

Antonio Somma, libretista de Verdi se basó en este otro previo de Scribe. Verdi la tituló inicialmente Gustavo III. Las ideas independentistas estaban en el orden del día en una Italia dominada aún por el Imperio austríaco por lo que los censores no podían pasar por alto una obra donde se asesinaba a un rey. Los censores, efectivamente, rechazaron de plano poner en escena el complot para asesinar a un rey. Se propusieron cambios en los nombres de los personajes y títulos (el rey de Suecia se convirtió en el duque de Pomerania; Ackerstrom se convirtió en el conde Renato) y la ubicación se cambió de Estocolmo a Stettin.
Verdi cambió el título y la ópera pasó a llamarse «Una vendetta in domino».

Cuando iban a empezar los ensayos el 14 de enero de 1858, tres italianos intentaron asesinar al emperador Napoleón III en París.

Vuelta a atrás. La imposición de nuevas exigencias por el censor​ provocaron la ira de Verdi. Rompió su contrato y fue demandado por la gerencia del Teatro San Carlos. Esto le hizo que lanzara una contra-reclamación contra el teatro por daños y, con el tiempo, la lucha legal terminó.
Cuando los temas legales se resolvieron en pocos meses, Verdi fue libre de presentar el libreto y el esquema musical de Gustave III​ al Teatro de la Ópera de Roma. Allí, los censores pidieron ulteriores cambios.

Verdi tuvo que trasladar su acción de Europa a una «inocua» gobernación británica en el Nuevo Mundo. Así la acción se traslada a Boston, a finales del siglo XVII y en vez de un rey, aparece como rol principal Riccardo, el conde de Warwick. En este punto, la ópera se convirtió en Un ballo in maschera ambientado en Norteamérica.

Con el tiempo se han ido recuperando los nombres originales Y Gustavo III es Gustavo

Así pues, como se puede ver, Verdi y la censura tuvieron historias que más que un artículo merecerían un libro.

Vamos a ver una producción de Un ballo in maschera del Festival de Salzburgo de 1990 con:
Placido Domingo: Gustavo III
Leo Nucci: Renato
Josephine Barstow: Amelia
Florence Quivar: Ulrica
Sumi Jo: Oscar
Dirige: Georg Solti

 

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